
Por Marina do MST*
Desde la Página del MST
En un escenario global de acelerada turbulencia geopolítica, la histórica Cumbre del BRICS en Río de Janeiro restituyó al Sur Global el protagonismo en tres ejes indisociables: la acción climática, la seguridad alimentaria y la integración económica. Desde el primer párrafo de la “Declaración de Líderes”, los 11 países miembros reafirman la “Declaración-Marco de Líderes sobre Finanzas Climáticas”, en la que se comprometen a garantizar “financiamiento climático accesible, con la urgencia adecuada y bajo costos viables ” para apoyar trayectorias de transición justa y sostenible.
En la práctica, el BRICS propone movilizar recursos multilaterales, como los previstos en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y en el Acuerdo de París, para ofrecer crédito verde a agricultores familiares y asentamientos, con intereses bajos destinados a la adopción de sistemas agroforestales y energía solar. También aboga por la emisión de bonds en moneda local para financiar proyectos de eficiencia energética en comunidades vulnerables, reduciendo costos y desigualdades.
Una propuesta es la creación de una Bolsa de Granos del BRICS, con plataformas para estabilizar precios y garantizar abastecimiento. Para ser eficaz, la medida exige la integración de pequeños productores en las cadenas de exportación y la formación de reservas regionales coordinadas.

Otro avance fue la adopción de los “Principios [de BRICS] para la Contabilidad de Carbono Justa, Inclusiva y Transparente”, que estandarizan la medición de emisiones entre los países del bloque. Las medidas incluyen un repositorio conjunto de metodologías, capacitación técnica para agentes públicos y cooperativas, y la incorporación de esos estándares a las legislaciones nacionales, conectando beneficios fiscales a la reducción real de emisiones.
El BRICS también propuso mecanismos para facilitar el acceso a tecnologías verdes. El informe sobre Propiedad Intelectual aboga por acuerdos de licencia voluntarios y asociaciones público-privadas para el uso compartido de patentes y la creación de un fondo conjunto de investigación y desarrollo que adapte las innovaciones globales a las realidades locales.
En el campo de la investigación, la Cumbre aprobó los Términos de Referencia de la Plataforma de BRICS de Investigación Climática, que establece un comité científico para el intercambio de datos, modelos climáticos y estrategias de adaptación. El plan de trabajo 2025-2028 prevé inversiones en alertas climáticas, redes académicas entre países miembros e indicadores sociales para acciones de emergencia.
La Declaración también reclama la reforma de las instituciones financieras multilaterales y de un sistema monetario más representativo. Mecanismos como swaps (cambios) entre monedas locales y bancos regionales de desarrollo ampliarían las inversiones en infraestructura verde e innovación, con menos dependencia del dólar.
Por último, el texto expresa su preocupación por la crisis humanitaria en Gaza y condena el uso del hambre como arma de guerra. Al asumir una postura crítica frente a sanciones y proteccionismos, el BRICS señala caminos hacia una diplomacia del Sur Global más autónoma, en la que Brasil puede y debe tener protagonismo.
Como representante electo en el Sur Global, creo que Brasil tiene condiciones de liderar la operación de esas medidas en la práctica. En Río de Janeiro, podemos fortalecer redes de investigación agroclimática en asociación con universidades y movimientos sociales, creando un ecosistema de innovación que traduzca compromisos internacionales en políticas públicas efectivas. Al alinear la visión del presidente Lula de combate estructurado al hambre con las directrices del BRICS, nos aseguraremos de que la seguridad alimentaria sea la base para cualquier avance en justicia climática e integración regional.
La “Declaración de Líderes de BRICS” ofrece una hoja de ruta clara para avanzar en la justicia climática, la seguridad alimentaria y la integración económica. Depende de nosotros convertir estos compromisos en iniciativas concretas, al construir proyectos de ley, articular financiamiento verde, acciones estratégicas, swap (cambio) de monedas locales y cooperación científica, mapeando comunidades, destinando fondos y promoviendo un debate constante con la sociedad civil.
La respuesta para la construcción del nuevo orden mundial no debe ser dada sólo por cancilleres, CEOs o generales — sino también por campesinos, jóvenes, mujeres, trabajadores e intelectuales comprometidos. Gente que vive las contradicciones y violencias cotidianas del sistema internacional. Gente que está en la lucha cotidiana.
Si el mundo camina hacia la multipolaridad, el protagonismo también necesita ser plural. Si queremos un mundo de muchas voces, necesitamos hacer del BRICS un campo de escucha. Si queremos redistribución, necesitamos hacer del Bloque una palanca de transformación económica. Y, sobre todo, si queremos paz, tenemos que romper con el silencio que aún rodea las violencias sistemáticas impuestas al Sur.
Los pueblos del Sur Global tienen proyectos. El mundo no necesita ser una disputa entre imperios, sino un encuentro entre iguales. La historia está abierta. Los BRICS populares no pueden vacilar.
* Diputada del Estado de Río de Janeiro, por el PT.
** Editado por Solange Engelmann
***Traducción: Ana Júlia Guedes
****Revisión: Natalie Illanes Nogueira